domingo, 4 de octubre de 2015

DEFENSA DE LA ESCUELA DE TAUROMAQUIA; ADIOS CARMENA



Paso al frente del mundo de los toros.
La escuela Taurina de Madrid no puede cerrarse; o no debe. Es una cicatería del Ayuntamiento de Madrid, quitarle los 60.000 euros de subvención para su precaria supervivencia. O como dirían en mi pueblo de Palencia, es confundir el culo con las témporas, la velocidad con el tocino y la gimnasia con la magnesia. Se puede ser antitaurino, como lo es parte del equipo de gobierno o desgobierno de la capital de España; pero la Escuela debe perdurar, pese a Carmena y pese al sursum corda de okupas y políticos de algarada y calle.  Que se queden con los 60.000 euros. Pero que no penalicen  un centro de educación y reeducación de algunas infancias que hubieran terminado en la marginalidad  y el correcional de no ser por la Escuela. Mismamente, José Miguel Arroyo Joselito, uno de los mejores toreros de los últimos tiempos, si no el  mejor. Allá ellos; esta decisión pertenece al grupo de lo que hemos dado en llamar  Carmenadas, o sea  ocurrencias sin pies ni cabeza.
Que Podemos se quede con los 60.000 euros; las urnas y los aficionados más conscientes les pasarán factura. ¿Qué son 60.000 Euros en este mundo de corrupción millonaria, cuentas opacas en paraisos fiscales y burocracias  enrevesadas?.  Entre todo el mundo del toro, ganaderos, toreros empresarios y aficionados de buena voluntad ¿no podemos reunir 60.000 euros miserables a beneficio de la Escuela?. Si alguien se ocupa de la burocracia y el papeleo propongo abrir una suscripción  para sostener la Escuela. Seré el primero de la lista con una módica aportación de 500 euros  que es a lo más que puedo llegar y eso quitándome de una cuantas corridas. Supongo que Victorino Martín, Victoriano del Rio, Enrique Ponce, el propio Joselito, Urdiales, López Simon, los Chopera, los Choperitas podrán estirarse más.  Para ellos, calderilla. U organizar, a beneficio de la Esucela, un festival. Es el momento de que el mundo de los toros muestre su grandeza y generosidad en beneficio de la Escuela de Tauromaquia de Madrid.

El Caramelos. In memoriam.
Ha muerto Vicente Garcia, El Caramelos, un aficionado valenciano, así llamado por ser dueño de una empresa de caramelos. La Peña Los Machaco, la más heterodoxa y firme de Valencia contra el deterioro de la Fiesta,  está de luto. Soy Machaco de Honor, uno de los  premios que más me honran y conocí a Vicente García hace dos años, la noche que me entregaron la distinción. El Caramelos, gran aficionado; y un hombre cabal. !Va por usted!. Buen aficionado y buena gente. Aunque solo lo traté unas horas, comparto el luto de los Machacos.

El premio Curro Romero, entre soléas y fandangos.
Bien podría aplicarse a la Quimera esa vieja copla popular que dice, “esta noche voy a ir al café de Naranjero/donde van los cantaores/ y los mejores toreros”. A las cinco de la tarde seguía la Fiesta en la Quimera, en torno a Urdiales  y en torno a Romero. Había llegado ese momento memorable y peligroso que sobreviene a una juerga: los cabales, el cuarto de los cabales, un apéndice, no más de una docena de personas a los que la boca empieza a saberles a sangre, que puede durar días. Curro Romero, en breve y sabio parlamento sobre el cante y los toros, lo recordó: “me he pasado dos días seguidos desgarrándome el alma y el vestido, escuchando a los grandes”. Yo recordaba mis noches por Triana: “a todos nos han cantao en una noche de fiesta coplas que nos han matao”. Antorrín Heredia, el anfitrión, gitano rumboso, el Faraón del cante como lo llamamos en la Quimera, poniéndole la muleta a Romero para que se  marcase unos fandangos  en tono menor, porque Romero está operado de las cuerdas vocales.
 Dos faraones en sitio tan estrecho como la Quimera. Y, con Antorrín, toda su tribu  reverenciando  a Romero y Romero que miraba, cómplice, a Urdiales,  a Espartaco y a Gonzalito, su fiel mozo de espadas  y a Villalpando, otro arrebatado del jondo. Y Romero se arrancó. Fandangos tan difíciles y tan fáciles, cante de alivio, mas también de hondura,  según y cómo se ataque, lo más que se le debe pedir a un aficionado no profesional. Mi inolvidable amigo, Terremoto de Jerez, el último genio que traté en carne mortal, me decía: “poeta, tienes conosimiento pero no tienes poé”. A la garganta rota  del  Faraón de Camas le sobra conosimiento.
 La Fiesta arrancó con un martinete sublime, y…. luego un torrente de cante y de baile, sublime también en ocasiones. Desde mi lugar de maestro de ceremonias e introductor del premio, seguía implacable  la mesa de los toreros que subrayaban esos momentos de esplendor con olés.
El Premio Curro Romero ha nacido con la intención de profundizar en las relaciones seculares del cante y los toros: “Los toros y el cante son/ dos hermanitos gemelos./ Su padre se llama arte/ y su madre, sentimiento”. El  primer  premiado ha sido Diego Urdiales “por el momento más jondo de la Feria de San Isidro”, a juicio del siguiente jurado: Elena Salamanca, Mariví Motilva, Antorrín Heredia, Fernando Bergamín, Emilio Martínez, Lucas Perez, Fernando Fernández Román y  yo de peón de brega.
Cosas fantásticas ocurrieron en la Gran Fiesta Flamenca, tan popular que algún riojano se presentò con un gran reserva Viña Ardanza; no sé a quién le tocaría porque la botella,  abrirse,  se abrió. Las pastelerías Lazcano llegaron con un  cargamento de pasteles.  Y un verdejo especial que llevó algún vallisoletano o palentino, que también se abrió. Acaso fuera Chuco Varona o Marifeli; ahí sí ví quién lo cato en la mesa de la torería. La generosidad de la Quimera no necesitaba ayudas, pero los gestos de hidalgos son siempre bien recibidos. El apoyo extranjero llegó con la presencia femenina de Christiane, presidenta de Club Taurino de Bruselas y de Natalia May, joven aficionada alemana. Alemania es tierra donde proliferan las peñas taurinas. Gente de teatro: técnicos, tramoyistas, escenógrafos, como David de Loaysa, harto de ver toros en las Ventas,   que trató de arrastrar a Victoria Vera, que ensaya  con Chávarri e Isidro Leyva, Salomé. Los ensayos mandan. Por imperativos filiales faltó tambén la bióloga Diana Loaysa, harta  de escuchar flamenco en la Quimera;  y harta de toros en otro sentido.
Antorrin Heredia entregó un retrato, obra de Nekane  a Romero; y Romero le entregó el premio a Urdiales, otro espléndido retrato a lápiz, también de Nekane. Como crítico de arte que fuí, antes de dedicarme a la crónica taurina, y como crítico de teatro que sigo siendo en el MUNDO, saludo los retratos de la pintora vasca de Azpeitia; vasca y taurina.

Me hice el quite a mí mismo y me marché en plena juerga con Romero ya arrancado. Supongo que Romero y Carmen Tellez llegarían al AVE; y que Diego Urdiales y Marta llegarian a recoger el premio Wellington que le esperaba a Diego. Yo sí llegué a la dura sesión de fisioterapia, una cornada envainada de este verano. Perra vida.



No hay comentarios:

Publicar un comentario